Primer posteo del año. Entre el
calor, la playa, el mar y vacaciones, para algunos. Trabajo, oficina, o estudio
y apuntes para otros. Arrancamos el año con este posteo, para hablar de una
ciudad. Si una ciudad. Pero no geográficamente hablando. Porque en la ciudad de
La Plata se da un fenómeno interesante. Y no es que en otras ciudades no pase. Pero
es una de esas ciudades, que parece una fábrica de bandas y solistas. Pero una
de esas, que, al parecer, nunca falla. En los últimos años (y desde antes
también) vienen surgiendo una gran cantidad. Y todas tienen algo especial. Es
como una impronta que da el lugar.
En este caso, dos músicos
platenses. De larga trayectoria en la escena musical, aunque jóvenes ellos. Con
algunas bandas a cuestas, en las cuales demostraron sus grandes cualidades musicales,
se juntan. Y es así como nace El Estrellero. Una suma que da un resultado que
vale la pena escuchar.
Lautaro Barceló (Orquesta de
Perros, Cantó el Cuerpo Eléctrico, Miro y su Fabulosa Orquesta de Juguete) y
Juan Irio (Thes Siniestros), quien también editó un disco solista (“El ideal de lo común”) en donde participa
el propio Barceló, le dieron forma a este proyecto, que completan con: Alejo
Klimavicius (voces y guitarras), Juan Baro Latrubesse (teclados) y Gregorio
Jáuregui (batería), además claro, de los propios Lautaro en voces y guitarras y
Juan en voces y bajo.
Allá por 2016, salía su carta de
presentación, "Drama". Un
álbum con composiciones repartidas entre Lautaro y Juan, en donde los arreglos
vocales son la estrella del disco.
Como en la suave “Rima”, que
juegan con ellas, desde los tonos bajos hasta los más altos. Y también con los
arreglos de guitarras, al principio sutiles, y hacia el final aceleran el pulso
y ganan potencia. O “Pobre corazón”, que avanza sobre algunos teclados para luego,
cambiar la velocidad y transformarse en otra canción. Algo así como dos
canciones en una. Y con un puente con guitarras distorsionadas que le dan un
toque especial.
Las guitarras acústicas aparecen
en “Deja que te guarde” y en los ritmos country o más bluseros de “Es mejor”.
La poesía ronda entre el amor, de
“Rima” (“Y cuando ya no esté/seguro seguirás preciosa como cuando te vi,
celeste pero temerosa/recordarás el perfume de las mañanas frías”) y la crítica
social, como en “Los traidores” (“Hoy te hablaré de los traidores/esos que van
con sus traiciones a cuestas”).
Hay una influencia de sus dos
principales compositores, en cada una de las canciones y es difícil buscar
otras influencias que no sean ellos mismos. Algo destacable, ya que crean su
propio sonido.
Apenas un año después aparece "Los magos" (2017), que vuelve a sorprender,
transformándose en uno de los discos de al año. Donde afianzan su estilo, dando
como resultado un disco más homogéneo que el anterior.
Un disco que tiene todo. Desde el
rock guitarrero de “Castigo al desamor” o “Guardavidas” al ritmo ochentoso de “Desventajas”,
con baterías potentes que sostienen a las guitarras con efectos. Pasando por la
más agresiva “El metal”, con su ritmo machacante y sus guitarras distorsionadas,
y la voz robotizada de “Alborada”.
En el “El deseo de fascinar”, que
tiene una melodía serena, un fraseo y un coro que es un punto alto de la
canción, finaliza con guitarras explosivas que, combinadas con los teclados,
logran un final bien arriba. Esos teclados que en “Huye de mi” son su columna
vertebral.
Y si hablamos de letras, están
las que protestan (“En el altillo mora el rey/vive de noche, los súbditos del
arenal llamarán/es hora de quemar la corte") o las que declaran amor (“En
el invierno se festejó/la rima nueva para los dos/bajo el sol me encantas”) o
las más poéticas (“Están hablando los magos/y lo que te dicen ya no
importa/porque el veneno vive en su voz/liberan medusas al cantar”).
Otros músicos platenses que
vienen a mostrar su arte. Sus canciones. Su música. El Estrellero presenta
melodías nuevas. Quizás poco conocidas. Algo que se destaca entre el resto.
Sonidos cautivantes. Solo resta ponerse a escucharlos.
"Castigo al desamor" - El Estrellero
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